Yo no sé dibujar. Esta es una frase muy pronunciada en nuestra sociedad.
Cuando somos niños dibujamos constantemente dejando ir nuestra imaginación. De
hecho, no concebimos nuestro día a día sin dibujos. Sin embargo, a medida que
crecemos esto cambia y son muchas las personas que dejan de dibujar porque consideran
que no saben o que no lo hacen bien. En parte, esto es consecuencia de la
pérdida de importancia de este arte en las escuelas que conlleva la desilusión
y la pérdida de protagonismo de este entre los alumnos cuando van creciendo.
En mi opinión, todo el mundo puede dibujar del mismo modo que puede
escribir, pero considero que hay personas con un don especial para hacerlo.
Como en cualquier otro arte (música, interpretación…), no es fácil saber transmitir
mediante la obra creada. Por ello, pienso que hay personas que nacen con este
don, con la capacidad de dejarse llevar y transmitir sensaciones y emociones
con un papel y un lápiz. Con esto no me refiero a diferenciar entre dibujar
bien o mal, porque nadie tiene la potestad para hacerlo, pero no todo el mundo
muestra la misma inquietud, seguridad, motivación y entusiasmo al hacerlo.
El vídeo de una conferencia del ilustrador Puño nos ha llevado a extraer
varias reflexiones en clase, como por ejemplo, el hecho de que todo el mundo puede
dibujar, mejor o peor pero puede hacerlo, y es necesario ir probando y
equivocarse para mejorar. Además, es importante informarse sobre cosas
parecidas que se hayan hecho antes para ver si puedo innovar. Este aspecto
puede trasladarse al aula en el momento de hacer una actividad, ya que es
importante que el maestro/a investigue para ver si pueden introducir elementos
nuevos que despierten la curiosidad de los alumnos. De la misma manera, conviene tener en cuenta que a través del dibujo se
pueden conocer las cosas y aprender de ello y los niños y las niñas disfrutan haciéndolo.
Por otro lado, la sensación de dibujar y trazar círculos sobre un papel con
los ojos cerrados ha despertado cierta curiosidad en mí. Me he sentido relajada
y cómoda al hacerlo, y con ello soy más consciente de la importancia que tiene
el dibujo en la etapa de infantil. Son distintas las técnicas que hemos utilizado
para entender que no solo es posible dibujar de una manera. Por tanto, como
futuros maestros, hemos de tener la capacidad de apreciar los distintos dibujos
de nuestros alumnos y nunca juzgarlos sino intentar entender que quieren
transmitir y explicar a través de la ilustración. El dibujo no deja de ser una
forma de expresión mediante la cual los niños y las niñas dejan ir su
imaginación para reflejar aquello que piensan, sienten, ven… Por lo tanto,
desde la escuela se ha de potenciar este arte para que nunca pierdan la ilusión
de seguir dibujando por miedo a no hacerlo bien.
Alexandra Antich